martes, 5 de agosto de 2008

Erase una vez una niña que deseaba escribir. Queria ser una gran escritora, y sin embargo, sintió que jamás lo lograría. Juzgaba, en su corta edad, que no tenía talento. Esta niña creció como cualquier niña normal que fuera tímida, le gustara mucho leer y tuviera anteojos. En algun momento vislumbró que en las tareas de redacción de literatura era un poco distinta a los demás. Le gustaba agregarle sensaciones a lo que escribía, le gustaba que atrapara, que llamara la atención y pidiera seguir leyendo. Y así siguió. Cuando tuvo una máquina de escribir entre sus manos, vibró, y no supo bien porqué. Pasó el tiempo, y fueron poemas que se derramaron lentamente de su pluma, con miedo, con tensión... Posteriormente algún que otro cuento pidieron salir al papel sin tarea de por medio. Sencillamente quisieron ser escupidos y salieron.

Esta niña hoy tiene una laptop. Su sueño de escribir desde la falda, sentada como indio, viendo como las letras se suceden una a otra... y una laptop que recuerda a su primer pasión. Su máquina de escribir, Olivetti. Un nombre que simboliza para ella el fluir de los dedos en las teclas, como si fueran agua, como si fueran los ríos de leche que algún escritor supo ponderar...

Nada, peco de cursi. Pero me gusta ver como sigue mis dedos sin chistar, sin quedarse, una teca al menor cambio, la menor presión. Y el sonido de mis uñas rascando este teclado plano, tejiendo las letras en una idea, una música sin fin...

Por que esto acaba de empezar.

Y ahora sencillamente conecto la internet... y se imprime...

Sonrían letras, sonrían...

PD. Esto no se subio inmediamente, porque da la casualidad para internet en esta pc, necesitaba la direccion de IP y esas cosas que no tenia. Esto fue publicado el día siguiente.

Saludos. Me voy a dormir.


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