Siempre me preguntan si tengo alteraciones del sueño y digo que no. Que duermo bien. Claro, mientras duermo, duermo bien. No tengo ni insomnio, ni creía que durmiera demás. Esto último porque siempre me despertó mi mamá para ir a donde sea, nunca me dejaron dormir de más... y si dormía de más era porque era una vaga de mierda, así que nunca lo tomé como una alteración del sueño. Pero sí, me cuesta dormirme, que tomé como algo normal, porque me cuesta entre media hora y dos horas, depende del período, y si es verano a veces como que no puedo dormir pero le hecho la culpa al calor, le hecho la culpa a que estoy restless (inquieta).
Ahora, resulta que me dejan dormir. He dormido doce o catorce horas. Muchas veces. Me cuesta levantarme al punto que me tienen que sacar las frazadas y empujarme de la cama (claro, Max no tiene la autoridad que tenía mi mamá). Y me dicen que esto es por la tiroides (cosa que vengo tratando de analizar hace mucho, porque tengo un metabolismo muy alto, y siempre dijeron, nada, que normal. Ahora por fin saltó. Y me dicen que la falta de interés, de ganas, la sequedad de la piel, el sueño excesivo, son de la tiroides.
Igualmente no me gusta quedarme en eso. No es que la pastilla de la tiroides me va a solucionar lo del sueño porque lo del sueño tiene dos componentes. El hecho de que diga “Sí, ya me levant-- -zzzzzz” es de la tiroides. Cuando en medio del pensamiento de levantarme me quedo dormida es ajeno a mí. Es hormonal. Pero tiene un valor interno, algo mío y psicológico. No me quiero levantar. No quiero enfrentar el día. No quiero construir mi día. No quiero abrir los ojos y tomar decisiones frente a todo es universo de posibilidades.
Hoy dije (bah, ayer dije) que iba a seguir una sugerencia, iba a despertarme y crear mi día como quiero que suceda. Apenas puse ese propósito en mi mente esta mañana me di cuenta que no quiero. No quiero tener un día. Quiero quedarme entre mis frazadas, calentita, cómoda y nada. NADA. Sencillamente ni bueno ni malo ni divertido ni aburrido. No me esfuerzo, no me muevo y nada sucede.
Cuando finalmente me levanté fue porque Max me trajo un mate, el gato también vino, entre los dos lograron capturar mi atención. Y decidí escribir esto, y eso me levantó del todo. Porque la idea era escribir acerca de la parte psicológica del factor sueño, pero no lo estoy logrando. Sigo escapando. Dije cómo, pero no quiero indagar en el porqué.
Y me levanté y fuí al baño, y me tomé mi pastilla, y volví y bailé ... y no quiero indagar. No quiero enfrentar esa responsabilidad. La responsabilidad de crear mi propia vida. La responsabilidad de vivir yo.
Y como nunca cumplo mis promesas, prometo no pensar en ello.
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