lunes, 14 de marzo de 2011

Nihil est nihil

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"No importa el cómo. Ni el qué." Un ramalazo de entendimiento llegó a mi mente, y cuando quise atraparlo, se fue. Era acerca de estar sentada, leyendo, una tarde de domingo, con la gata recostada en el regazo. Esto en mi cómoda y bonita casa alquilada, con un costo medianamente alto. Pensé en la misma situación en una casa con piso de tierra y paredes de adobe, hechas con mis propias manos, en alguna ecoaldea. Pensé la misma situación en una carpa o camioneta en medio de un viaje sin principio ni fin. Pensé en la misma situación en una casa pobre y descuidada. Y es lo mismo. Y tampoco es en sí la situación de leer, ni el gato, ni la tarde. Solo ES.

Leyendo a Fukuoka, le pregunta a una joven porqué había venido, y ella respondió: "He venido, eso es todo. Ya no sé nada más".

Me hizo pensar en una piba que vi en la ecoaldea, que sentí como si las palabras resbalaran de ella y perdieran el sentido antes de llegar.

No sé cuál es el camino. No sé cuál es MI camino. Pero voy aprendiendo que es bueno dejar de preguntar.

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