Estuve releyendo blog. Para asignar etiquetas, que es lo que siempre quise en un blog, para tener secciones diferenciadas. Y me embargaron todas las emociones de mi vida. Me pudieron, me aceleraron, me dispersaron.
Y no puedo con ellas, son más fuertes que yo. Hasta ahora, en las cosas que escribía de chica, en diario, no lograba releer y sentir lo mismo que antes. Ahora tampoco. Pero ahora fue releer y sentir la emoción que trataba de transmitir, porque esa fue la razón por la que escribo, el traspaso de ventanas, el meter en otro la emoción mía, en poner anteojos de Valeria-Tejedora-de-Sueños para ver el mundo a través de ellos.
Y estoy feliz de haberlo logrado. Al menos conmigo misma, que siempre leo lo que escribo como si no fuera mío.
Ahora que alguien me diga como bajar de este vagón que todavía se mueve...
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