jueves, 3 de diciembre de 2009

Dieta

No estoy gorda, todo el mundo sabe que eso es dificil. Pero tengo dos kilos de más, que a mí no me gustan, y lo más importante, me incomodan. Estoy acostumbrada a doblarme para todos lados y ahora tengo carnita que me lo impide. Igualmente la razón de la dieta (tan sólo recordar cómo era comer sano, nada del otro mundo) es una inflamación, o empacho, o algo así. Tengo permanentemente la sensación de que estoy llena, y a pesar de eso, sigo comiendo como chancho. ... O sea, hay que hacer dieta.

Así que empecé (nada de empiezo mañana, sencillamente Pumba! Dieta) y desayuné té con leche (el café y el mate irritan el intestino, que es lo que estoy tratando de des-irritar) y cuatro galletitas con queso. La primera sensación al terminar la cuarta es (copiado de chat laboral):

12/3/09 10:15 AM Valeria Bagnasco Martelli: :S en serio cuatro galletitas con queso son de dieta?
12/3/09 10:16 AM Valeria Bagnasco Martelli: U.u
12/3/09 10:16 AM Valeria Bagnasco Martelli: tan poco!?!?!?!!?
12/3/09 10:16 AM Valeria Bagnasco Martelli: (por eso se llama dieta, no?)

Y encima me quedaba mirándolas esperanzada... Como si se fueran a untar solas y meterse en mi boca.

Al fin, que cuatro galletitas con queso. En dos horas, una manzana. Dos horas después, medallón de pescado y ensalada. El tema de todo esto es que trabajé durante... quince años por generar un estilo de comida que me diera todas las calorías que me quitaba el hipotiroidismo indiagnosticable. Ahora, entre el Work from Home y las pastillas de la tiroides, toda esa comida extra ya no se gasta, se acumula. Y desacostumbrarse a comer como chancho (todo el mundo lo sabe) es un tema dificil. Por otro lado, de un tiempo a esta parte me acostumbré a comer demasiado rico además de demasiado. Que parrilla, que peruano, que chino, que sirio... Y encima, un estrés que en lugar de sacar en ejercicio, estoy atorando de comida. Me estreso, como. Me pongo ansiosa, como. Estoy triste, como. Estoy alegre, como.

Si, me transforme en una persona normal. Y eso... es otra historia.

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