miércoles, 13 de abril de 2011
De Bares
Siendo que ya no iba a volver a mac (igualmente volví hoy a tomar un café y revisar otros lugares donde ir) creo que puedo inagurar la columna otra vez. Columna Bar. Me gusta. Escribo desde Lo de Lalo, y me parece que podría hacer esto más seguido. Lo de Lalo está en esquina de Humboldt con Niceto Vega, y es el lugar con más íconos religiosos que no fuera una santería ue ví en mi vida. Pandales hindúes, estampas católicas, San La muerte y otros. Se escucha de fondo un chill out con derbake, tranquilo y universal, le escucho influencias de todos lados, quizá por las imágenes, quizá porque escuché hace poco hiphop relatando la vida de Ganesh. La cosa es que estoy esperando que carguen los programas para trabajar un rato porque quiero disfrutar mi mañana mañana... Mientras espero qeu alguien salga de un recital alque no quiero ir. Y ... Me gusta esto. Lo que recibía en Mac, es una versión edulcorada y rebajada de esta sensación. Ya había sentido esto cuando estuve tratando de escribir lo de San Patricio con Loba en Dada, pero estaba demasiado borracha para poder hacerlo, y el bar me emborrachaba demasiado tambien... Eso me gustaría contar. Los bares son algo muy especial para mí. Me dí cuenta cuando traté de contarle a una amiga que pensaba que me estaba aburriendo, y luego cuando se lo expliqué a Loba, sólo para compartirlo. Recibo la reverberación de la música en los colores de las paredes, la reverberación de las formas y colores en la gente, la reverberación de la gente con la música y las formas y colores y olores. En la calle, fuera de los bares, me pasa de recibir los ritmos y sonidos y patrones de la gente que camina, de los autos y camiones, y es todo una música visual, que se armoniza sin saberlo, una sinfonía de colores y formas y olores y sonidos. En un bar, espacio más reducido, se densifica. Tambien, en un bar, los colores y las formas están pensados para crear un efecto, un impulso, igual la música... Todo combinado para transportar las pasiones inviduales, que no están unificadas en la calle y aquí tienen un espacio común, una intención común a pesar de sus variadas unicidades. Y percibo entonces la forma en que la música vibra en los colores de las botellas (Dada) la luz que vibran las lámparas entrelazándose con las conversaciones... y los olores de las comidas, y las canciones de las almas de la gente. En algunos bares me quedo extática, porque no hay nada más embriagante qeu ese todo que discurre y se recurre, se condensa e intensifica... En otros, es mas leve y me permite ... lo que estoy haciendo ahora. Y si lo repito, en cada bar, y genero la constante, quizá ... quizá... Quien sabe... :)
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