When you feel... Cuando sentís que todo lo que hacés ... va derecho al vacío. Cuando lo que realmente te importa, va derecho al vacío. Cuando todo el esfuerzo... va derecho al vacío. Cuando se deniega y se reniega y hasta quizá se ignore por completo lo hecho, lo pensado, trabajado y superado. Lo dado, entregado, volcado y abnegado... Entonces es tiempo de seguir con fuerza adelante, adelante, adelante, adelante... Porque el vacío no se compara con las profundidades de mi alma. Quise creer que mi esfuerzo y entrega, se encontrarían como eco con tu esfuerzo y tu entrega, y me encuentro con el vacío que todo lo recibe, que todo lo devora, que todo reclama. Y voy a seguir dando, porque no sé otro modo de amarte. Y no voy a darte la superficialidad de la amabilidad constante, voy a darte el dolor del amor profundo, de la espectativa alta, de la esperanza de que logres hacer por vos y por otros, lo que otros hacen por sí mismos y por vos. Pero eso sólo va a pasar cuando ese vacío se llene. Y ese vacío yo no lo puedo llenar. Y quizá un día mires hacia atras y puedas pedir perdon por las faltas de respeto, por el desprecio y el reclamo, por haber agradecido lo dado sólo cuando era superficial y grande, y sólo en ese momento y luego olvidarlo para siempre. Porque eso es lo que veo ahora y espero un día poder mirar atrás y saber que sólo venía del dolor acumulado... y saber que sí sos capaz de ser respetuosa, humilde, generosa y agradecida. |
Believe me... You don´t wanna know...
(Warned you are)
miércoles, 8 de mayo de 2019
domingo, 20 de noviembre de 2016
Balance.
Te sentas. Miras por la ventana y respiras hondo. Pasa un hombre con su niña al hombro mientras suenan los platos y cubiertos en la cocina. El murmullo suave de la vida que transcurre con calma en el restaurante. El hombre con la niña lleva un look hardcore. Sienta bien saber que el amor de padre no está atado a un look preimpuesto.
Se siente el equilibrio dde las cosas. Aquí la paz de una comida preparada, quiza con amor por otros. Recibida ciertamente con amor por nosotros. Los niños juegan en la plaza y todo está bien. Las noticias de los avances tecnológicos vorazmente veloces, como efecto resorte del adormecimiento que los contuvo desde el '50. Un presente feliz. Un futuro fantástico.
Y del otro lado de este mundo, la discriminación se empodera, crece en violencia, un virus imparable. Del otro lado crece la pobreza, ríen los crueles poderosos, las guerras ganando terreno, más países e inocentes reciben bombas y ataques terroristas. Ya no puede llamarse terrorista porque el terror está normalizado, es lo que se vive hoy día en la mayoría de las realidades individuales.
Pero de este lado, paz. Amor. Calma. Bendición. Es un balance, supongo. Es lo que es. Y sólo se puede dejarlos ser. Aceptar el balance. Hundirse en el confort.
miércoles, 9 de noviembre de 2016
Francesca
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La mitad es real. La otra mitad... de a ratos se le escapa a alguna una sonrisa diafana y sin afectaciones. El resto del tiempo, un ínfimo terror acecha entre las pestañas enmascaradas de rimmel importado. La hiper adaptación y el ajuste constante necesario para sobrevivir en esta jungla de apariencias. Poca gente es real aquí. Dos amigas, una mujer sola que disfruta su ensalada consigo misma. All alone. All one. Otra mujer sola, entrada en años, meditará, si acaso, las formas y lugares que ocupa su familia. Comportamientos premeditados que encajan - tic-toc - en la relojería mecánica - tic - de comportamientos e interrelaciones - toc - pergeñados por ya más de dos siglos de mantenimiento constante. Allí no hay miedo. La certeza absoluta de esta realidad fabricada sostiene y aparta de cualquier duda. Los unicos miedos son aquellos que forman parte del engranaje: celos, el control que se escapa, el ego afrentado...
Poca gente es real aquí. Los mozos también replican esas miradas que sin ser esquivas, logran evitar cualquier tipo de contacto humano. Las sonrisas quedas, corazones apagados.
Algún que otro señor muy importante, llevando a cabo sus negocios mientras come, frac y peinado irreprochables. El gesto adusto, replicado por siglos...
Termino mi café. Me pregunto si en serio quiero llegar aquí. Si el confort de los bronces y los robles, los cubiertos de plata, los marmoles, los espacios diseñados. Las voces bajas, las pieles perfumadas. Si todo esto vale las angustias tapadas, los cientos y cientos de particularidades arrancadas de cuajo. La espontaneidad re-educada, cual bonsai, a seguir ciertas armonías prefijadas.
Jamás me habría sentado en este cafe. Hubiera huido como siempre ante la mera sugerencia de las falsedades. Enfrento mi miedo. Digo "por amor al arte". Por observar y relatar, por enmarcar los detalles. Cada persona un mundo. Cada mundo una historia. Estoy a salvo mientras esté fuera...
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Half of them are real. The other half ... sometimes a smile slips away, diaphanous and unaffected. The rest of the time, an infinitesimal terror lurks behind the imported mascara covered eyelashes. The hyper-adaptation and constant adjustment necessary to survive in this jungle of appearances. Few people are real here. Two friends, a lonely woman who enjoys her salad by herself. All alone All one. Another woman alone, in her late middle age, might be meditating, if at all, on the forms and places her family occupy. Premeditated behaviors that fit - tic-toc - in mechanical clockwork- tic - of behaviors and interrelations - toc - engineered through more than two centuries of constant maintenance. There is no fear there. The absolute certainty of this manufactured reality provides support and delivers from any doubt. The only fears are those that are part of the gear: jealousy, loss of control, affronted egos...
Few people are real here. The waiters also replicate those glances that without being elusive, manage to avoid any kind of human contact. The reserved smiles, hearts quenched. Some other very important man, carrying on his business while eating, impecable tuxedo and hair and frac fraying and combing irreproachable. The grim gesture, replicated for centuries ... I finish my coffee. I wonder if I really want to get here. If the comfort of bronzes and oaks, silver cutlery, marbles, designer spaces. The low voices, the perfumed skins. If all of this is worth the covert anguish, the hundreds and hundreds of peculiarities pulled out by the roots. The re-educated spontaneity, like bonsai, to follow certain predetermined harmonies. I would never have sat in this cafe. I would have fled as usual at the mere suggestion of ersatz. I face my fear. I say "for the sake of art". To observe and narrate, to frame the details. Each person a world. Every world a story. I'm safe while I'm away ...
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